Faltan pocas horas para finalizar el 2011, y no quería terminar el año sin hacer un balance de estos 365 días de mi vida. Este año lo inicié con la ilusión de la nueva integrante de mi familia, mi querida Mia Camila que ha revolucionado nuestra apacible rutina, y ha logrado unirnos un poco más a mi esposo, a mí y a mi pequeña María José.
Los momentos más difíciles de este año fueron los meses que estuve sin una persona en casa que me ayudara con mis hijas. La idea de dejar el trabajo y dedicarme completamente a cuidarlas se me pasó por la cabeza varias veces, y estuve a solo un paso de concretarlo. En varias oportunidades, María José, en toda su inocencia, me hizo derramar más de una lágrima al preguntarme: Mami, quien nos va a cuidar cuando tú y mi papá se vayan a trabajar? No se pueden imaginar cómo se me oprimía el corazón cuando más de una vez no sabía qué responderle a mi hija.
La desesperación, incertidumbre, el stress por poco me ganan la batalla; pero, afortunadamente, por ahí no faltaron un par de personas que se portaron de lo mejor con nosotros en estos momentos tan tensos, tan difíciles, a quienes no les importó, como a mi tía, tener que aprender a cambiar pañales y preparar leche para ellas. En momentos difíciles es cuando mejor conoces a la gente que te rodea, y no dejaré de agradecer el apoyo recibido.
A pesar de esto, el 2011 ha sido un buen año, positivo en todo sentido. Hemos crecido como familia, no solo en número; sino en fuerza, en actitud, en unidad y amor. Cuando veo a mis hijas jugar, reír juntas, abrazarse, siento una alegría inmensa que me desborda totalmente; pues, se que están empezando a construir una relación estrecha que espero, y siempre ruego a Dios por ello, sea un lazo de amor verdadero que las mantenga unidas y cercanas para siempre.
Mi relación amorosa también está pasando por un buen momento. La preocupación por nuestras hijas hizo que nos acercáramos aún más, fortaleció y renovó el amor que nos tenemos. Creo que la confianza y el amor mutuo han permitido que disfrutemos de una vida de pareja en armonía, sabiendo que somos uno, pero sin dejar de ser cada uno, uno.
En el trabajo, la situación también está tranquila. Por supuesto, con sus altibajos; pero también con aspectos motivadores que impulsan a seguir adelante, sabiendo que lo que hacemos si bien no puede mover el mundo, tal vez es útil para algunos, o para muchos.
En definitiva este 2011 me trajo consigo muchas cosas positivas, las que, gracias a Dios, no pueden ser empeñadas por aquellas situaciones que es mejor dejarlas al olvido. Por eso, a pocas horas de cerrar el año, agradezco por lo vivido y experimentado estos 365 días. Por lo amigos que gané, los que perdí y, por supuesto, los que recuperé. Por aquellas personas que, a través de acciones sencillas y diarias, me ofrecieron verdaderas lecciones de vida.
Gracias a los que estuvieron a mi lado para recordarme que lo último que se pierde es la esperanza, y por hacerme sentir más de una vez que cuando uno desea algo con todo el corazón, el universo siempre conspira para que lo logremos….No me queda más que esperar con excelentes vibras el nuevo año. Bienvenido 2012!
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